El análisis de los datos de Loterías y Apuestas del Estado revela una fuerte disminución en la facturación de la Quiniela y sus juegos asociados (Quinigol y Elige8) en los últimos 15 años. En 2009, la recaudación alcanzaba los 543 millones de euros, mientras que en 2024 se sitúa en aproximadamente 163 millones, lo que representa una caída del entorno al 70%. Si se considera también el aumento en el precio de las apuestas, que en 2015 subió un 50% (de 1 a 1,5 euros por apuesta mínima y de 0,50 a 0,75 euros por apuesta simple), la disminución real en términos ajustados se acerca al 80%.
A pesar de que la Quiniela ha intentado mantener su relevancia rellenando temporadas con partidos de otras ligas, como las escandinavas durante los períodos sin fútbol de clubes en España, la tendencia general ha sido decreciente. Este declive se ha visto acompañado por un crecimiento exponencial en las apuestas deportivas en espacios físicos y digitales, que en 2013 recaudaron cerca de 2.000 millones de euros, y que en 2021 alcanzaron los 10.458 millones, según la Dirección General de la Ordenación del Juego. Aunque en 2022 y 2023 esa cifra se redujo, en 2024 volvió a repuntar, alcanzando aproximadamente 9.350 millones de euros.
El aumento en las apuestas deportivas ha sido en parte impulsado por la recuperación de los bonos de bienvenida, tras una sentencia del Tribunal Supremo que favoreció a las casas de apuestas. Actualmente, el Gobierno busca prohibir estos bonos mediante una ley, con la intención de reducir el impacto de la publicidad y las promociones en el auge de las apuestas deportivas.
La pérdida de recaudación de la Quiniela coincide con un crecimiento paralelo en las apuestas deportivas, y las políticas regulatorias actuales apuntan a frenar el impulso de estas últimas para proteger la salud del sector tradicional y limitar la influencia de las promociones.